Cuando encontramos en la rutina lo satisfactorio, ¿estamos realmente felices con lo que hemos conseguido crear?. Si a una pareja de ancianos se les ofreciera la posibilidad de experimentar su juventud en el siglo XXI, ¿Cambiaría la relación de convivencia que mantenían antes, como si de un experimento sociológico se tratase?.
Pienso que la rutina no está hecha para todos los públicos. Hay personas que nacen para vivir libres sin dar cuentas a nadie y sin necesidad de buscar la seguridad que te ofrece una relación estable.
Cuando eres jóven piensas que te queda toda la vida por delante para encontrar a esa persona que tantas veces has soñado encontrar. Pero una vez que creces sientes que ese pensamiento va haciendose más cercano cada vez, hasta un punto en el que si no reaccionas, el tren se irá de la estación, con esa persona viajando en él.
Una vez que encuentras a esa dichosa persona a la que tanto ansiabas conocer, ¿cómo sabes que es esa?¿Cómo sabes que no estas perdiendo el tiempo intentando creer que es ella cuando no lo es? ¿Y si en verdad solo es otra etapa de tu vida en la que tienes que experimentar ciertas cosas con esa persona para luego experimentar cosas mayores con otra?
Pero eso se sabe. Si, creo que se acaba averigüando. Eso a lo que se le llama rutina hace mella en todo este tema. Al final lo verdadero sale a la luz y te revela lo que en el fondo no sabías explicar. Esa sensación de agobio, esa que tanto te oprime en el pecho cada día, te revela que no es la persona adecuada, sino que debes esperar, debes seguir adelante y conocerás a esa dichosa persona con la que se sueña desde que la pubertad llega a tu vida.
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