Me encanta jugar a espiarte, pero es peligroso.
Si sigo así no habrá vuelta atrás y, de hecho, pienso que ya no la hay.
Al mirarte furtívamente, creciéron en mi interior las promesas que no se si podré cumplir.
Una sería perderme en tus ojos cada día. Esa promesa es fácil, lo hago casi inconscientemente.
Otra de ellas, depende de ti.
Me gustaría besarte hasta no sentir mis labios. Abrazarte hasta perder el aliento y, todos los días, prometo recordar cuánto te quiero.
Lo sé, es una promesa difícil de cumplir, pero estoy dispuesta a intentarlo.
Debes tener en cuenta el valor que reuní al colocar una nota con mi nombre y mi número de teléfono en el parabrisas de tu coche. Si estoy dispuesta a eso, no hay nada que me detenga.
Aquél día, cuando me presenté ante ti como la "chica de la nota en tu coche", creí que me moriría de vergüenza y que todo era un simple capricho sin importancia, pero ahí estaban tus ojos, dándome el ánimo que necesitaba para conocerte.
Solo espero que esto siga creciendo, porque me gusta, me gustas.
Solo espero seguir admirando tus ojos, pero ahora no desde la lejanía.
Y prometerte que, cada día, estaré a tu lado.
Y los amantes saben, que sin querer siquiera, hay un amor que crece como una enredadera Jose Ángel Buesa
-Dedicado a "S"
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